sábado, 28 de febrero de 2009

Una enfermedad como otra cualquiera?

Bueno, ya estoy otra vez aquí... Te tenía mal acostumbrado. Escribía antes todos los días y dejé de hacerlo. He tenido altibajos durante este tiempo y no he querido plasmarlos aquí. No es el lugar. Tampoco sabría qué decirte. Empezaría a escribir, sin más, diciendo cómo estaba y luego rectificando y diciendo que la culpa era mía.
No me he portado muy bien. He comido pizza, chocolate, y más cosas prohibidas de una larga lista, la cual tengo bajo llave porque de sólo mirarla me engorda.
Tal vez el motivo de ponerme esta mañana junto a mi café a escribirte es porque anoche vi un reportaje en "Cuatro" acerca de los trastornos alimentarios.
Dejando a un lado el debate sobre hasta qué punto se debe de llegar para conseguir un buen documento, la periodista estuvo 21 días sin comer, para meterse en la piel de una anoréxica. Por supuesto estuvo controlada en todo momento por los médicos, y cuando estos le dijeron, "Para!" Ella no dudó en hacerlo pues empezaba a notar, además de en sus ropas, en su comportamiento el efecto desbastador de tal enfermedad.
Lo que más me sobrecogió, no fue el "experimento" periodístico de esta chica, sino, las personas que en verdad sufren durante varios años este trastorno.
Me sobrecogió esa madre, que al recibir un dibujo de su hija, ésta la haya dibujado vomitando y llorando, y cuando la madre le preguntó por qué lo había hecho, ella le respondiera "Mama, es que siempre estás llorando"... No sólo sufre la enferma, también la familia de alrededor. Los hijos son los que más, ya que al crecer, evolucionar, ven como referencia el papel de los padres. Esta niña de 10 años, ha madurado en poco tiempo. Su tía les hace la cena por las noches, se la llevan a casa y es ella la que tiene que servir a su hermano para cenar. Su madre no puede oler, ver ni sentir la comida porque cree que ello le engordará.
El padre trabaja hasta la noche y cuando llega a casa cena cuatro latas en la cocina mientras su esposa cena algo en el sofá... Es duro, muy duro... Creo que no hubiera echo falta que esta periodista rozara la cuerda floja para sensibilizarnos sobre la mala alimentación. Pero como he dicho antes, dejando atrás los debates del buen periodismo y de las competencias televisivas, cada uno hace lo que le plazca.
Lo que he de destacar de ella es que fue explicando con una cámara su día a día. Sus sensaciones y a través de los test que tenía que hacer, se iba dando cuenta que iba entrando en ese túnel peligroso. No podía creerse que la primera semana pusiera un "No" rotundo en una pregunta sobre si le tenía miedo a engordar, y a los 20 días confesara que "Sí" era la respuesta más sincera que podía dar....
De esa noche, me entristeció esa familia, esos niños, ese esposo y sobre todo, esa pobre mujer.
Luego, a medida que iba pasando el documento, llegué a pensar que podría ser yo una de esas mujeres. Sea por esta semana baja de moral que he pasado o por lo que fuera, dichos síntomas descritos los he tenido. No creo que llegue hasta tal punto, pero ayer comprendía que si. Que puede ser.
Nos obsesionamos de tal manera, que no pensamos más allá. Las primeras semanas son duras, de dieta, pero el estómago se acostumbra a comer menos, a llevar esa nueva vida. Cuando llegamos a tal punto, y viendo que el estómago obedece a nuestra autoridad, quien no me dice a mi que un día me pueda levantar con ganas de perder más quilos e ir reduciendo la comida... Quien me dice que no pueda llegar a obsesionarme con la ropa, la talla... Ya lo estoy... Huyo de los espejos, no quiero que me echen fotos, no quiero reflejarme en ninguna parte... Tengo que empezar a preocuparme o es una de las ansiedades que se tienen cuando hacemos dieta... Creo que nunca dejaré de comer, que mi objetivo principal es aprender a comer... Pero cuando me pongo el plato de pescado en la mesa y miro el de mi marido, por qué me dan ganas de llorar???
No sé explicarlo muy bien... Tal vez leerlo parezca exagerado... Pero así me siento, no siempre, en algunas ocasiones...
La anorexia no es una enfermedad de las niñas pijas, es una enfermedad que podemos pasar todos y todas....

1 Comment:

Marta said...

Mari
querida, si crees siquiera que necesitas ayuda, pidela, no pienses que tu sola puedes.
Perder peso, significa ganar en salud, PERO.....si no es asi, si se convierte en una obsesión, si sientes angustia, si tienes ansiedad, si solo piensas en contar calorias , en puntos, en tallas...entonces no lo dudes ni un segundo, pide ayuda a quien pueda hacerlo, perder unos kilos esta bien, pero nunca debe suponer que sea el motor que mueva nuestro dia a dia, hay cosas mucho mas importantes que la estetica.
Yo solo vi un trozo de ese reportaje, me parecio brutal.
Espero servirte de ayuda y te mando muchos animos.

petonets, sempre.
Por cierto, tengo problemas con "marta", yo tengo que acceder a traves de firefox...ya ves.